BLOG DE MARIA CINTA MONTAGUT

lunes, 21 de noviembre de 2011

Sabed que ya no hay noche
que no  brilla la luz en las mesillas
y que el agua se presta a ser bebida
cuando llegue el insomnio.

Sabed que el aire se hace denso
y que pesa en los hombros
y en la lengua
un millar de alfileres horadan la saliva
mientras riegan las calles
dos mil gotas de lluvia destilada.

Ya no hay noche.
En la desolación de los espejos
brilla un fuego concreto de metales
que aviva el desamparo de los números.

De La voluntad de los metales

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